Llega el buen tiempo, sube la temperatura y empezamos a abrir ventanas, a cambiar la calefacción por la refrigeración y a pasar más tiempo en la terraza o balcón. Pero, ¿y si no tuviéramos que preocuparnos del termostato ni de las persianas, ni de dejarnos alguna puerta abierta o luz ...
Llega el buen tiempo, sube la temperatura y empezamos a abrir ventanas, a cambiar la calefacción por la refrigeración y a pasar más tiempo en la terraza o balcón. Pero, ¿y si no tuviéramos que preocuparnos del termostato ni de las persianas, ni de dejarnos alguna puerta abierta o luz encendida? Nuestro hogar lo hace por nosotros. Así son las casas inteligentes, viviendas que gracias a las nuevas tecnologías como la domótica se preparan por sí solas de forma automática para adaptarse a los cambios de estación. Empezando por la temperatura, las smart home cambian a "modo verano" sin tener que hacer nada nosotros, tal y como apuntan los responsables de la compañía Loxone.
El sistema de climatización pasa de calefacción a refrigeración y las persianas activan el sombreado automático. Con ello la temperatura se controla en cada habitación para adaptar de forma individual el funcionamiento del aire acondicionado. Resulta mucho más eficiente y cómodo que se organicen las temperaturas por zonas y horarios, de forma que no se precisa que la habitación esté refrigerada durante todo el día si no estamos en ella. Desde Loxone destacan que gracias a los detectores de presencia, si el horario de refrigeración en el salón cambia a las 23:00h pero un día estamos con amigos cenando, no se cambiará al estado de ahorro hasta que nos vayamos de la estancia.
Por su parte, el sombreado automático permite que no entre luz del sol a través de las ventanas durante las horas de más calor. ¿Cómo actúa la casa en este caso? Las persianas suben y bajan según las necesidades ambientales, independientemente de si hay alguien en casa o no, y así se controla que la temperatura interior no ascienda demasiado, contribuyendo al ahorro y eficiencia energética. Gracias a esta acción de la vivienda inteligente se evita tener que encender el aire acondicionado más tiempo y/o a más potencia. En caso de lluvia o previsión de lluvia, el riego se retrasa para no malgastar agua. Los sensores de humedad permiten monitorizar de forma automática cuándo se precisa que se active o desactive el riego. Del mismo modo, una smart home también controla los procesos de mantenimiento de una piscina (filtrado, nivel de agua, químicos…) y emite a los propietarios notificaciones, emails o llamadas ante cualquier imprevisto o incidencia. Por último, desde Loxone destacan otra función interesante para el exterior: la casa se comunica con nosotros cuando alguien está llamando a la puerta y estemos fuera del jardín. Es en este momento cuando las luces parpadean o el sonido del timbre suena a través de los altavoces del exterior.