Lavadoras y secadoras reivindican su independencia dentro de la vivienda. La lavandería se concibe como una estancia aparte que puede ser diseñada físicamente como tal porque hay margen de sobra para hacerlo o, en el caso de que no haber remedio, estarían situadas en la cocina, en una pequeña estructura ...
Lavadoras y secadoras reivindican su independencia dentro de la vivienda. La lavandería se concibe como una estancia aparte que puede ser diseñada físicamente como tal porque hay margen de sobra para hacerlo o, en el caso de que no haber remedio, estarían situadas en la cocina, en una pequeña estructura en columna, o en el baño. Cuando se trate de un habitáculo abierto, ambos elementos permanecerán ocultos en el interior de un armario con puerta plegable o corredera. Este podría estar ubicado en la cocina actuando como elemento separador cuando no hay tabiques de por medio o en un sitio de paso (pasillo o recibidor). Para seguir sumando unos centímetros existe la opción de colocar un electrodoméstico encima de otro, cual torre, o elegir una lavasecadora, encargada de realizar una doble función sin tener que andar abriendo y cerrando el tambor para cambiar la ropa de dispositivo y continuar con la tarea. En esta lavandería personal, aparte de los aparatos mencionados, podemos contar con unos estantes para colocar un cesto o doblar algunas piezas que no requieran ser planchadas, un tendedero plegable, una encimera, unas pinzas, los útiles de lavado, un grifo por si es necesario lavar alguna prenda a mano, una tabla de planchar, el centro de planchado, un quitapelusas, etc. Atendiendo a los gustos personales y lo maniáticos o no que seamos del orden y de la limpieza, sería comprensible, independientemente de la solución escogida, que el mueble estuviese presente, de modo que quedasen integrados los equipos, así como el resto de artículos tras una o ninguna puerta. Por norma general, estos electrodomésticos se caracterizan por cuidar los tejidos sin caer en el derroche gracias a la autodosificación inteligente de detergente y de agua. Admiten una mayor capacidad de carga, pudiendo lavar o secar artículos de mayor envergadura como edredones o mantas, seleccionar programas específicos según lo que queramos lavar, con el mínimo impacto medioambiental, de una forma más silenciosa y sin apenas vibraciones. Los fabricantes apuestan además por la introducción de materiales reciclados para la elaboración de algunos de los componentes, o garantizan su recambio para prolongar la vida útil de sus modelos. Junto a estas, una de las virtudes destacadas es que, mediante la conectividad WiFi, es posible controlar su funcionamiento empleando el teléfono inteligente o la tablet sin estar en la misma sala o programar su puesta en marcha en remoto.
Lávame despacio que tengo prisa
El estrés del día a día, el no poder llegar a todo y querer tener las máximas tareas posibles controladas, se convierte en una batalla perdida. Pero esta idea logra revertirse si tenemos a nuestra disposición las herramientas adecuadas. Vamos con la lavadora, metemos la ropa sucia que queramos lavar en su interior, vertemos en el cajetín los productos y programamos el ciclo que más nos interese. En la actualidad, la dinámica de lavado ha cambiado. La autodo- osificación inteligente sería como nuestra vista y tacto al poder determinar la cantidad de detergente y suavizante justa para cada ciclo con respecto a los parámetros de carga, suciedad o tipo de tejido.
FOTO PRINCIPAL.: Midea.
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