IMCB nº139

30 aparente contradicción es fácil de asumir para un profesional del sector con muchos proyectos a su espalda, pero es más complicada para el cliente propietario, de ahí que “yo siempre aconsejo que no pisen la obra durante esta fase”, comenta, aunque ya se sabe que esto, en la mayoría de ocasiones, es complicado de evitar. Una cocina con dos zonas y conectada visualmente con el salón Centrándonos en la obra de la cocina, ésta se ubica junto al salón, y el primer paso fue mover la pared hacia éste para ganar el espacio necesario de crear las dos zonas que planteaba el proyecto de la nueva cocina. Una es toda la zona que recorre la encimera como espacio de trabajo para el uso diario, y la otra es la del office que se ha creado en uno de los extremos y, junto a la salida a la terraza, un mueble desayunador en formato de vitrina integrada con los mismos acabados y algún toque en negro para darle esa distinción atendiendo a su funcionalidad. La nueva distribución podría decirse que es muy similar a la anterior, aunque se definió mejor y, lo más destacado son los acabados, que se cambiaron todos. El tono de la madera color miel antiguo ha dado paso al blanco impoluto de los muebles y similares para el pavimento, el revestimiento y el papel, con la idea de crear una envolvente que potencie la luminosidad, tanto la natural como la artificial, gracias al estudiado proyecto lumínico llevado a cabo por el estudio que contempla las diferentes subzonas de la cocina. El toque cálido lo generan los detalles en madera muy clara de algunos frontales y el papel pintado de la otra pared, aportando esa sensación de confort decorativo que hace más agradable la cocina. Otro de los cambios más significativos de la cocina, aprovechando que se levantaba el tabique nuevo, ha sido la puerta que conecta con el salón, tanto a efectos de ubicación (se ha centrado), como de tamaño y tipología (ahora es más grande y corredera). Colocarla en el centro tiene su explicación, según Quiñones-Her: “La hemos hecho coincidir, alineándola con la campana extractora, elemento que divide la zona de trabajo y cocinado, de la del comedor”. Esta diferenciación, además, se remarca por el hecho de ser una parte del mobiliario que sobresale del resto. En cuanto a hacer la puerta corredera, obviamente permite ganar superficie y, con un tamaño mayor, lo que se consigue es incrementar la comunicación visual entre ambas estancias, efecto que se potencia, sobre todo, porque la puerta es de cristal. La ventaja es que, en un momento dado, puede aislarse de sonidos y olores cerrándola, pero siempre se mantiene esa conexión visual que, a su vez, genera una mayor sensación de amplitud. << ©Clara Larrea En la cocina, el tono de la madera color miel antiguo ha dado paso al blanco impoluto

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