IMCB nº147

31 La transformación de este baño forma parte de la reforma integral de una vivienda de Madrid, dirigida por la interiorista Anabel Soria, quien tuvo claro desde el minuto uno que toda la vivienda iba a demolición, incluyendo las ventanas, porque el edificio era muy antiguo. El piso, de unos 80 metros cuadrados, consta de dos dormitorios y este único baño, del que se conservó la misma superficie de origen, “ya que el plano completo de la vivienda es rectangular y, por tema de bajantes, no podíamos cambiar la ubicación del baño”, e incluso se mantuvo la misma distribución de los elementos, “porqué el espacio era muy reducido y creíamos que ésta era la adecuada”, explica la autora de la reforma. Como el tamaño del baño es pequeño (unos 5m2), se planteó un proyecto con colores neutros y claros para incorporar detalles en negro que se implementaron en toda la vivienda a modo de hilo conductor, junto a la madera, a petición de los clientes. Esta elección cromática predominante genera una mayor sensación de amplitud, potenciada por la entrada de luz natural que la interiorista valora como un lujo en los baños, “porque no todos los pisos la tienen, dado que en muchos edificios los baños se ubican en zonas interiores con rejillas de ventilación, aprovechando la fachada La elección cromática neutra y clara genera una mayor sensación de amplitud, potenciada por la entrada de luz natural que la interiorista valora como un lujo en los baños para el resto de estancias diarias que sí necesitan de conexión directa al exterior”. Es por ello que considera que, de no tener esta entrada de luz natural, este espacio, por sus dimensiones, parecería “menos acogedor, mucho más frío, ya que solo tendríamos la iluminación provocada por las luminarias”. Dos zonas diferenciadas que comparten practicidad En la distribución del baño, el principal cambio ha sido sustituir la bañera por una ducha que, al ocupar todo el ancho del espacio al fondo de la estancia, disfruta de un gran tamaño. La decisión de los propietarios responde a que, al ser el único baño de la casa, por comodidad debían optar por la ducha, aunque eran conscientes de que con un bebé en camino no resultaría muy práctico, pero precisamente gracias a las dimensiones del plato de ducha, podría resultar cómodo colocar posteriormente una bañera supletoria infantil. La columna que quedaba en el centro de la pared del baño, Anabel Soria la aprovechó para colocar un inodoro empotrado y, en la zona de la ducha, alineado con este mismo muro, diseñó una práctica hornacina para los jabones con la grifería también empotrada. La elección de la mampara de cristal transparente también se pensó para dejar

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