IMCB nº148 ANUARIO 2023-2024

35 En manos de la IA La inteligencia artificial ha ido conquistando diversos ámbitos, consiguiendo que las rutinas diarias sean menos complicadas y exista un equilibrio entre las mismas. Es como si tuviésemos un ejército de pequeños robots a nuestra disposición y estos ejecutasen las órdenes encomendadas, liberándonos de las tareas repetitivas y proporcionándonos información adaptada a las exigencias personales. El diseño de cocinas se aprovecha de este avance y se toma como guía para decorar el habitáculo atendiendo a las modas emergentes, teniendo en cuenta las demandas del cliente. Este dicta el qué, el cómo y el por qué lo quiere así y la IA lo reproduce, o incluso puede llegar a causar un efecto sorpresa, proponiendo ideas que igual no habíamos reparado antes. Como la IA está en continuo aprendizaje puede servir para detectar errores, automatizar tareas, para recibir feedback acerca de un diseño y ofrecer sugerencias al respecto, asesorar en tiempo real a medida que se va creando el perfil o predecir lo que va a suceder sin tener que esperar a verlo presencialmente. Es un excelente banco de pruebas en el que poder hacer y deshacer a nuestro antojo antes de encontrar la versión definitiva. Esta tecnología ayuda a incrementar la productividad, contando con un equipo más ágil, ahondando en la tecla de la creatividad, diseñando con una mayor precisión y de forma más eficiente, de modo que se consumen menos recursos y se pierde menos tiempo. No se concibe como un sustituto del personal cualificado, sino como un apoyo al que recurrir para el desarrollo del trabajo. Se podría decir que es un asesor que está ahí, observando lo que ocurre e interviniendo cuando se le necesita. Asimismo, el profesional puede centrarse en otras tareas de más peso, dejando en manos de la IA las actividades más tediosas y rutinarias. Es un excelente banco de pruebas en el que poder hacer y deshacer a nuestro antojo antes de encontrar la versión definitiva A simple vista, crear una cocina desde cero no parece una tarea sencilla. Hay que elegir el color, los materiales, los acabados, la distribución, el equipamiento... Son tantos los elementos en los que debemos centrarnos, que siempre puede quedar algún fleco suelto. Y ya no digamos si el proyecto llega a materializarse y comprobamos que, debido a una mala planificación, el grifo de la cocina entorpece la apertura de una ventana o si hemos calculado mal a la hora de colocar dos armarios contiguos y la puerta de uno tropieza con la del otro cuando queremos acceder a ellos. El CAD (Computer-aided Design), conocido como diseño asistido por ordenador, permite al profesional anticiparse a los problemas, viendo cómo quedaría la estancia antes de su fabricación y su posterior instalación, obteniendo vistas desde distintos ángulos y personalizando cada uno de sus componentes mientras se ahorra tiempo en el proceso, se mejora la eficiencia y se reducen los costes. Además, es posible reutilizar los diseños sin tener que empezar de nuevo, realizando los cambios que se consideren para conseguir otro resultado. Al poder visualizar el espacio culinario en 2D y 3D es mucho más sencillo hacerse a la idea de su aspecto definitivo, no solo para el experto sino también a nivel cliente, ya que le resultará más cómodo averiguar si está conforme o no con lo expuesto. Otro de sus beneficios es que el margen de error es menor porque se pueden corregir los fallos sobre la marcha antes de su ejecución física y, por otro lado, los actores implicados tienen acceso al mismo diseño, por lo que el trabajo en equipo entre los distintos departamentos será más factible. Por otra parte, promueve la experimentación y la creatividad, pudiendo arriesgar sin temor a que no se consiga lo esperado y volver atrás en caso de necesitarlo.

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