IMCB nº149

25 En los meses estivales y siempre que el tiempo acompañe durante el resto del año, disponer en casa de un espacio exterior es considerado una suerte, aunque su disfrute y posibilidades van a depender mucho de su tamaño y de la tipología: si es una terraza, balcón, jardín con piscina, etc. En el caso de este proyecto, diríamos que la superficie al aire libre de la vivienda está al alcance de unos pocos privilegiados, ya que estamos hablando de una terraza de más de 150 metros cuadrados. De la mano del estudio de interiorismo Alberto Torres, ubicado en Madrid, los propietarios reformaron este ático dúplex situado en el exclusivo barrio de El Limonar, en Málaga, concebido como un refugio vacacional familiar. En la planta baja se sitúan los dormitorios y los baños, junto con un espacio diáfano que integra salón, comedor y cocina, además de otra terraza más pequeña. Y en la planta superior es donde se encuentra la gran terraza distribuida en diferentes ambientes, destacando un comedor con cocina exterior. Ubicación, distribución y diseño al milímetro La idea de crear una cocina exterior surgió de la pasión del estudio por fusionar la vida interior con el entorno natural, aprovechando al máximo el privilegiado clima de Málaga. “Desde el principio, visualizamos una cocina que no solo fuera práctica y funcional, sino que también se convirtiera en uno de los puntos focales de la terraza, un lugar donde se pudiera disfrutar de la cocina, el clima mediterráneo y la compañía de amigos y familiares, tal como solicitaron los propietarios. Además, queríamos que la cocina exterior reflejara la misma calidad y estética que la arquitectura del ático, integrando los materiales con un diseño funcional”, explica Alberto Torres. Del total de la superficie de la terraza, la zona de la cocina exterior y el comedor ocupa unos 45 m2 y su ubicación fue una decisión estratégica, generando prácticamente una segunda vivienda en el exterior. El objetivo era aprovechar al máximo las vistas panorámicas y la orientación solar, asegurando que la cocina estuviera bien iluminada durante el día. Además, el estudio seleccionó una zona que estaba protegida del viento predominante para garantizar comodidad durante todo el año. “Y también se pensó en la fluidez del espacio -añade el interiorista-, situando la cocina cerca del comedor y la zona de estar exterior para facilitar el tránsito entre preparar y servir los alimentos, creando una conexión armoniosa entre las distintas áreas de la terraza”. Se ha optado por una paleta neutra combinada con el acero, que ayuda a integrar la cocina con la arquitectura exterior del edificio La cocina exterior del proyecto se caracteriza por su diseño moderno y funcionalidad, con una distribución que facilita el flujo de trabajo y maximiza el espacio de almacenamiento y preparación, incorporando una barbacoa de alta gama que permite cocinar al aire libre con todas las comodidades de una cocina interior. En cuanto a los materiales de los muebles de HDPE y la encimera de HPL, no solo son atractivos, sino también extremadamente duraderos y resistentes a las condiciones climáticas, con ese plus estético de sofisticación. Además, los electrodomésticos integrados, como el frigorífico, están diseñados para soportar el exterior. Un comedor exterior bajo la pérgola Pero esta cocina exterior no tendría sentido si no se complementara con un comedor, diseñado para ser una extensión natural de la cocina, creando un espacio cohesivo y funcional. Los materiales robustos que se han elegido aseguran Foto: Amador Toril - Estilismo: Beatriz Sánchez

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=