90 la incertidumbre de política económica que afecta a la inversión y a la vivienda, o el crecimiento de la demanda, que se verá limitado por el ajuste fiscal. Castilla-La Mancha, avanzando con el viento en contra En 2024, de acuerdo a BBVA Research, los hogares y las empresas castellanomanchegos han resentido el incremento de los tipos de interés, el aumento en los precios de insumos y de la cesta de la compra, la incertidumbre geopolítica y de política económica y las restricciones de oferta, además de la desaceleración de la eurozona. En paralelo, el sector agroalimentario ha sufrido todavía los efectos de la sequía, pero la resiliencia de la producción de bienes de equipo y de energía y la construcción no residencial podrían llevar a un crecimiento mayor durante este año. No obstante, a finales de 2024 la entidad revisó al alza las previsiones de todas las comunidades, determinando que las Castilla-La Mancha (3,3 %) superarían seis puntos porcentuales la media nacional. De esta manera, también se espera una aceleración de la economía de la región en el presente, con un PIB que engordaría hasta un 2,7 % (por lo tanto, por encima de la media española), superando así el aumento promedio de los últimos 25 años (1995-2019, 2,3 %). La producción de bienes de equipo y de energía también marcha por buen camino, al tiempo que el gasto por parte de extranjeros en turismo continúa fuerte. El precio de los combustibles cae, mejorando la competitividad de las empresas y reduciendo la inflación, ayudando a la recuperación del poder adquisitivo de las familias. Esto, junto con la reducción de los tipos de interés este año, apoyará a un consumo que se mantiene fuerte: las ventas minoristas crecen más que en el conjunto de España. Además, la inversión resiste mejor que en otras CC. AA.: tanto la importación de bienes de equipo, como los visados de obra no residencial, muestran un comportamiento muy favorable. De cumplirse estas previsiones, se avanzará en el proceso de convergencia, la tasa de paro se reducirá hasta el 12,2 % y se pueden crear 42.000 nuevos empleos hasta 2025. Por contra, hay una serie de riesgos en el camino. Y es que el estancamiento de la economía en los principales países de la UEM supone un posible obstáculo para las empresas castellanomanchegas, sobre todo aquellas más orientadas a las exportaciones de bienes. Por su parte, la sequía podría extender sus impactos desde el sector agrario hacia otros sectores, si no revierten las condiciones climatológicas. Por todo ello, es necesario avanzar en un proceso de consolidación de las cuentas autonómicas, al mismo tiempo que se garantiza la provisión de servicios públicos. Respecto a la falta de capital humano, subrayan los expertos, “debe ser resuelta incrementando los recursos dedicados a la formación de parados, mejorando su eficiencia y colaborando con las empresas”. Región de Murcia, medalla de plata en crecimiento del PIB Hace cosa de un año, los economistas auguraban que el crecimiento del PIB murciano se situaría alrededor del 1,6 % en 2024. Pero, al igual que ha ocurrido a nivel nacional, se quedaron muy cortos. No en vano, el Producto Interior Bruto de la Región creció un 4,1 % en 2024, el segundo aumento más elevado por comunidades, solo inferior al de Baleares (4,2 %), como recoge la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). La resiliencia de las ventas al exterior en un contexto complejo, el empuje de la inversión en bienes de equipo y un mercado laboral más dinámico del que se preveía, llevaron a un crecimiento mayor durante este año. En esta línea, la aceleración continuaría en 2025. En concreto, BBVA Research prevé que el PIB de la Región de Murcia crecerá un 2,5 %, en consonancia con la media española y retornando al promedio de los últimos 25 años (1995-2019, 2,6 %). Esto se explica por la caída en el precio de los combustibles y de la inflación, que a su vez facilitará una reducción de los tipos de interés, lo cual impulsará la competitividad de las empresas y ayudará a los hogares a recuperar poder adquisitivo. Además, la mejora del contexto vendrá con una progresiva mejora de la demanda europea, lo que favorecerá las exportaciones. Si se cumplen las expectativas, se avanzará en el proceso de convergencia, la tasa de paro se reduciría hasta el 11,5 % y se pueden crear 34.000 nuevos empleos. En cuanto a los riesgos, son prácticamente los mismos que en Castilla-La Mancha, percibiéndose problemas de oferta en ciertos sectores que limitan el crecimiento: las exportaciones de alimentos y la producción industrial de bienes de consumo siguen mostrando cierta debilidad, afectadas por la sequía. Además, los visados de obra nueva muestran elevada volatilidad, mientras que los de obra no residencial caen. Por último, el gasto por parte de extranjeros modera su contribución y se puede estar agotando su capacidad de aportar al crecimiento. En resumidas cuentas, pese al entorno desafiante, se espera que la economía siga creciendo por encima del promedio la UE, apoyada por el dinamismo del consumo de los hogares, gracias a la recuperación del poder adquisitivo, y la recuperación de la inversión. Se espera una aceleración de la economía de Castilla-La Mancha en el presente, con un PIB que engordaría hasta un 2,7 %, superando así el aumento promedio de los últimos 25 años (1995-2019, 2,3 %)
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